La leyenda detrás de la Mona Lisa
Aunque el retrato tiene el título oficial de “El Retrato de Lisa Gherardini”, todo el mundo conoce la obra como Mona Lisa (del italiano antiguo Monna Lisa, Señora Lisa) o Gioconda. Por ser esposa de Francesco del Giocondo. La leyenda de la Mona Lisa comienza por su modelo. Porque no está claro quién posó para Leonardo da Vinci. Y se va completando con cada descubrimiento. Es más, muchos copistas han hecho reproducciones de esta obra. Y en el concurso de pintura al óleo CICOA el reto es pintar una copia de esta obra que capture su leyenda.
El óleo sobre tabla, que tiene unas medidas de 77×53 cm y está expuesto en el Museo del Louvre. Aunque siempre está rodeado de turistas y es difícil contemplar el cuadro con el detenimiento que se merece.
Comienzo de la leyenda de la Mona Lisa
Desde que Leonardo da Vinci comenzara el retrato en 1503, la leyenda de la Mona Lisa ha causado gran revuelo. Sabemos que Rafael hizo una copia de la Gioconda y la utilizó para su retrato de Maddalena Doni. De hecho, una de las copias más famosas está en el Museo del Prado. Ya que un estudio técnico, seguido de una restauración, reveló que la copia es la más temprana que se conoce. Tiene el fondo con gran detalle y sin terminar. Por lo que se cree que fue repintado. Y se atribuye a un aprendiz de da Vinci. Que pintó el cuadro al mismo tiempo que su maestro.
Además de ser una obra que llamaba la atención a los artistas de la época. También tuvo un impacto literario y en las Vidas de Giorgio Vasari, que fue publicado en 1550 se puede leer:
«Todo aquel que quisiera ver en qué medida puede el arte imitar a la Naturaleza lo podría comprender en su cabeza [de La Gioconda], porque en ella se habían representado todos los detalles que se pueden pintar con sutileza. Los ojos tenían ese brillo y ese lustre que se pueden ver en los reales, y a su alrededor había esos rosáceos lívidos y los pelos que no se pueden realizar sin una gran sutileza. […]. La nariz, con todas esas aperturas rosáceas y tiernas, parecía de verdad. La boca, con toda la extensión de su hendidura unida por el rojo de los labios y lo encarnado del rostro, no parecía color sino carne real. En la fontanela de la garganta, si se miraba con atención, se veía latir el pulso. Y en verdad se puede decir que fue pintada de una forma que hace estremecerse y atemoriza a cualquier artista valioso».
Giorgio Vasari
Siguen las andanzas
Como se ha dicho en la introducción, hay ciertas dudas sobre la modelo que posó para Leonardo. Por un lado, hay una anécdota del cardenal Luis de Aragón. Que visitó la residencia del pintor en 1517 y él mismo le dijo que el cuadro se trataba de “cierta dama florentina” y que se debía a un encargo de Juliano de Médicis. Por otra parte, en una obra de Giovanni Paolo Lomazzo habla de dos cuadros diferentes. Y los identifica con La Gioconda y Mona Lisa.
Para liar todavía más las cosas. Se conoce otra pintura, que podría ser la descrita por Vasari. Esta obra conocida como Mona Lisa de Isleworth tiene unas dimensiones algo mayores y representa a una mujer más joven. También se conoce la obra como Mona Lisa Temprana y se hace la hipótesis de que esta es la obra en la que posó Lisa Gherardini. Siendo la Gioconda del Louvre y la que hay en el Prado obras completadas con otra modelo. Y se especula que podría ser la madre de Leonardo da Vinci o el mismo pintor añadiendo al cuadro su autorretrato.
El robo de la Gioconda
Ya hemos tratado el robo de la Gioconda en este blog. Pero resumiendo, después de la sorpresa que causó el cuadro en el siglo XVI. Tuvo un declive en popularidad en el siglo XIX. Y la Mona Lisa estaba expuesta en un lugar poco destacado del Museo del Louvre. Junto a otras obras de la escuela europea.
Por ese motivo Vincenzo Peruggia pudo robar la obra. Que estuvo desaparecida desde agosto de 1911 hasta diciembre de 1913. De hecho, muchos coleccionistas que tienen reproducciones de la Gioconda afirman que su copia es la original y no la que se expone en el Louvre. Lo que ha aumentado todavía más la leyenda de la Mona Lisa.
Y es la historia del robo y posterior recuperación de la obra la causa de que se catapultara a la fama. Tal es el valor de la obra y la historia que tiene que las copias que comparten la leyenda de la Gioconda se pueden vender en subastas por decenas o centenas de miles de euros. Siendo la reproducción más cara de más de 2 millones de euros.
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